En el siguiente informativo te redactamos la historia de impacto de Lucía Samayoa.

La revista Look Magazine recuerda la historia de Lucía Samayoa, una joven universitaria desaparecida el 5 de octubre de 2016 y rescatada dos días después en la caribeña ciudad de Livingston, Izabal. Este caso confirmó los riesgos que circundan a niños y jóvenes por el accionar de tratantes de personas y otras bandas delincuenciales en Guatemala.

La entonces estudiante de Licenciatura en Física Aplicada, en la estatal Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), relató cómo varios hombres la atraparon justo en el lugar donde pretendía labrarse un futuro como profesional. Estos la abordaron so pretexto de una encuesta sobre productos alimenticios y, como esa es una práctica recurrente en el centro, no vaciló en probar lo que le ofrecieron, con la presunta intención de incluir su opinión en la muestra.

“Era una encuesta como cualquier otra en donde probé un pastelito que iba a estar a la venta y un jugo de manzana natural. En menos de un minuto perdí el conocimiento”. Poco después despertó en un lugar desconocido, atada y con los ojos vendados. Junto a ella estaba una joven de unos 20 años, a quien la llevaron de su lado entre gritos de dolor, y “cuando ya no escuché más gritos, me volvieron a hacer tomar algo más y de nuevo perdí el conocimiento”.

Al despertar, una mujer la instruyó sobre cómo debía actuar y la amenazó de tomar represalias si no cumplía. Luego la dejaron en un lugar desconocido, donde el pánico se adueñó de ella, al pensar en cuántas personas eran cómplices de su situación y en la posibilidad de ser asesinada en virtud de cualquier movimiento.

“Después de que me dejaran libre, lo primero que hice fue pedir ayuda a Migración… La trata de personas es real, ocurren secuestros a diario y la mayoría terminan en tragedia”, declaró Samayoa, para quien resultó molesto soportar el acoso, las burlas y las especulaciones en su contra a propósito del rapto del cual fue víctima. “Estamos tan acostumbrados a leer y escuchar de asesinatos y secuestros, que cuando ocurren y no tienen una tragedia como final, lo primero que se le viene a la mente es: seguramente se fue de fiesta”.

Mas, contar esa experiencia y no ser parte de las estadísticas que enlutan a Guatemala es un privilegio que no todos pueden gozar como Samayoa. En este país hay 33 mil 800 víctimas de la trata de personas, de las que el 70 por ciento son mujeres y el 46 por ciento menores de edad, según la Procuraduría de Derechos Humanos.

“Las modalidades son varias -como la prostitución, el turismo sexual o la venta de niños-, pero, como en todos los casos de violaciones de los derechos humanos, hay personas más vulnerables como las niñas, los niños y las adolescentes”, conforme con esa fuente.

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Fuente:

Cuentanos.org:  Cuéntanos Guatemala