La maternidad adolescente y la migración internacional son dos temas críticos en Centroamérica, aunque todavía resultan escasas las investigaciones que consideran el nexo entre estos dos fenómenos a pesar de que cada vez son más las mujeres embarazas decididas a emprender la marcha por rutas plagadas de riesgos y exigencias de condiciones físicas favorables.

Una embarazada requiere mayores cuidados y, por lo general, no existen las condiciones idóneas para atenderlas ni en albergues, ni en lugares de paso a los que llegan por casualidad o por sugerencia de pobladores de las zonas por donde transitan.

En el peor de los casos, ante ciertas emergencias, reciben atención medica mínima o de personas que algunos les señalan en el trayecto como eventuales comadronas o entendidas en temas de maternidad, pero eso tampoco garantiza el mejor resultado.

El panorama se ensombrece aún más cuando, debido a las exigencias de la marcha por caminos escabrosos y sin condiciones de viabilidad elementales, el estado de salud de la futura madre se complica y no queda más alternativa que decidir si forzar el parto o abortar.

Organizaciones civiles y centros de acogida de personas migrantes en tránsito documentaron más de un caso de mujeres en gestación que finalmente dieron a luz a sus bebés en medio de las complejidades de la migración y forzadas por múltiples factores asociados a esta.

No contar con atención medica oportuna, una alimentación balanceada y todo el estrés que genera el transitar por varios países para llegar a la frontera con Estados Unidos, hace que en algunos casos el embarazo sólo llegue a los siete meses.

Bajo peso al nacer, partos prematuros sin condiciones sanitarias o de atención médica adecuada, mortalidad perinatal y malformaciones congénitas, pueden resultar también del desasosiego y de todos los eventos traumáticos que afectan a un embarazada en la ruta migrante.

Las embarazadas con niños son más vulnerables todavía, porque ante el afán de que el próximo hijo nazca en Estados Unidos, asumen riesgos que a la larga redundan en graves daños para el feto y para ellas mismas.

Las alcaldías y organizaciones civiles pueden ser fuentes importantes de información y apoyo a las embarazadas víctimas de desplazamiento, la mayor parte de las cuales elige de guía para su viaje a un traficante o coyote sin contemplar la idea de que se trata de personas a las cuales apenas le interesa el dinero que pueden aportarle.

Otras, aunque van acompañadas de esposos y/o familiares, igual requieren muchas veces de la mirada atenta de quienes buscan garantizar un tránsito menos azaroso a la migración irregular.

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Fuente:

Cuéntanos.org Migración