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La biodiversidad o diversidad biológica es la variedad de la vida, este reciente concepto incluye varios niveles de la organización biológica abarcando a la diversidad de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que viven en un espacio determinado, a su variabilidad genética, a los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o regiones en donde se ubican los ecosistemas. También incluye los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de genes, especies, ecosistemas y paisajes.

La biodiversidad cumple un papel clave en el buen funcionamiento de los ecosistemas, que a su vez repercute directamente en el bienestar humano. Podríamos decir que la conservación de la biodiversidad no es un lujo ni una cuestión sentimental, sino una necesidad para el ser humano y una garantía para su supervivencia, ya que la humanidad siempre ha dependido de los servicios que prestan los ecosistemas.

Aunque la clasificación de estos servicios ecosistémicos puede variar ligeramente según la fuente consultada, la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de 2005 los divide en cuatro:

  • Servicios de abastecimiento, o el suministro de bienes con beneficio directo para las personas, tales como la provisión de alimentos (cultivos, ganadería, pesca, acuicultura y alimentos silvestres), fibras para confeccionar ropa (algodón, cáñamo, seda), recursos forestales (madera, leña), recursos genéticos, medicamentos y agua potable. A menudo tienen un claro valor monetario.
  • Servicios de regulación, incluyen el abanico de funciones realizadas por los ecosistemas como son la regulación del clima mediante el almacenamiento de carbono y el control de la precipitación local, la eliminación de los contaminantes filtrando el aire y el agua, y la protección frente a desastres tales como los corrimientos de tierra y las tormentas costeras. Aunque son de gran valor, generalmente no proporcionan un valor monetario en los mercados convencionales.
  • Servicios culturales: incluyen el valor espiritual ligado a ecosistemas concretos o especies, como por ejemplo, la belleza estética de paisajes o formaciones costeras que atraen a los turistas. No aportan beneficios materiales directos, pero contribuyen a ampliar las necesidades y deseos de la sociedad, y por tanto, la buena disposición de las personas a pagar por su conservación.
  • Servicios de apoyo, como la formación de suelo y los procesos de crecimiento de las plantas, sin beneficio directo para las personas, pero esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas e indirectamente responsables del resto de los servicios.

Otros valores de la biodiversidad son:

  • Su valor potencial, ya que todavía no conocemos bien todos los beneficios que nos aporta la biodiversidad ni lo que nos puede aportar para enfrentarnos a los nuevos retos de cambio, por lo que es importante conservar la máxima posible para no poner en riesgo nuestra supervivencia actual y futura.
  • Su valor ético, es decir, conservar la biodiversidad para las generaciones venideras que tienen el mismo derecho que nosotros a disfrutar de los beneficios que nos aporta.

Este enfoque basado en los servicios ecosistémicos como principal razón para conservar la biodiversidad no está exento de críticas, ya que aporta una visión antropocéntrica de la misma. La comunidad científica aboga por reforzar y comunicar el valor intrínseco que objetivamente tienen todos los seres vivos, independientemente de la utilidad que tengan para nosotros. Cada ser vivo es el resultado de un proceso evolutivo de miles de años de superación de pruebas frente al medio y al resto de organismos que le hacen único, irrepetible y merecedor de ser conservado.

El cuidado de la fauna en el planeta esta de la rama de la medicina veterinaria teniendo sus propias especializaciones para el tratamiento y cura para todos animales e insectos.

Fuente:

La diversidad biológica:  Biodiverdidad