Generalmente, se piensa que los niños son muy pequeños para comprender el duelo, o que este proceso no puede perjudicarles emocionalmente. Lo cierto es que el duelo es un proceso natural tanto para las personas adultas como para los infantes, ya sea que haya sufrido la pérdida de un familiar, de un amigo o de una mascota. Vivir este proceso les permitirá acostumbrarse poco a poco a la ausencia de su ser querido y a comprender que la muerte o separación forma parte de la vida del ser humano.

En este artículo conocerás información sobre lo que pueden experimentar las niñas y niños ante un momento de duelo y algunas actividades que puedes realizar para acompañarles.

Fases que se pueden experimentar durante el duelo:

1. Crisis: hay un impacto a nivel psicológico y físico al conocer la pérdida. Puede haber estados de shock, llanto, inmovilidad, problemas digestivos, mojar la cama, desmayos, entre otras reacciones.

2. Negación: puede haber dificultades para aceptar lo ocurrido y actuar como si no hubiese pasado nada.

3. Enojo: en esta etapa es común que se busquen culpables o que haya manifestaciones de enojo porque su ser querido se fue. Pueden incrementarse los “berrinches” o que el niño/a se muestre con agresividad hacia las demás personas.

4. Desinterés o baja de ánimos: en esta fase podría entrar en un estado de tristeza y bajos ánimos. Los niños y niñas pueden perder el interés en actividades que antes les gustaban, por ejemplo, “antes jugaba con sus amigos, pero de pronto prefiere jugar solo o sola”.

5. Aceptación/Negociación: en esta fase se empieza a adaptar a la ausencia del ser querido que ha fallecido. Hay una negociación interna de cómo se va a recordar a la persona. La niña o el niño puede empezar a retomar sus actividades de juego como antes y recordar a su ser querido.

6. Aprendizaje: hay una aceptación plena y reconocimiento que la persona ya no está más, también puede identificarse el aprendizaje al recordar las cosas que nos enseñó ese ser querido. Observaremos a los niños hablar con confianza sobre esa persona, como: “mi mamá me enseñó a andar en bicicleta”, “a mi hermano le gustaba que yo dibujara con él”, etc.

Las etapas antes mencionadas son a manera general, es de tomar en cuenta que no se dan siempre en el mismo orden y no todos los niños y niñas pasan exactamente por ellas de la misma forma.

¿Cómo acompañar a los niños y niñas en la situación de duelo?

  • Comuníquese de manera sincera y clara: Infórmales de inmediato sobre lo sucedido. Busca un lugar que sea cómodo y confiable, al hacerlo, se debe usar vocabulario sencillo y entendible, dependiendo de la edad que el niño tenga. Evita usar frases como «él se fue de viaje», «se fue al cielo», «se durmió» porque podrían generar confusión y enviar un mensaje equivocado y riesgoso.

  • Brinde un espacio de desahogo emocional: Es importante hacerles saber que pueden acudir a ti o a otra persona de confianza cuando sientan la necesidad de compañía, eso les brinda apoyo, seguridad y confianza. Sin embargo, se debe tener cuidado en no limitar la forma de expresar su tristeza, si el niño o la niña quieren llorar no se debe decir “no llores”, “eres fuerte”. Esto solo limitaría su desahogo y enseñaría que la tristeza es una emoción negativa. En su lugar, se puede decir “está bien llorar”, “es totalmente normal extrañar a esa persona”, “te sentirás muy triste, pero esto no va a durar para siempre”.

  • Realice un homenaje o ritual: Crear un momento para que la niña o el niño exprese todas sus emociones y recuerde todos esos momentos que compartió con su ser querido. Se podría escribir recuerdos o palabras y colocarlos en una caja, también se podría hacer un dibujo o pintura y escoger un lugar que les recuerde a esa persona. El homenaje contribuirá a que vea la muerte como una parte natural del ciclo de vida, así como a comprender que la persona o mascota que falleció dejó memorias y aprendizajes que se pueden recordar cada vez que quiera.

  • Acompáñele a experimentar la tristeza: Si la pérdida ha sido a nivel familiar, lo más recomendable es que se viva la tristeza en compañía del resto de los miembros de la familia. Se debe evitar tomar una postura de negación de las emociones con el fin de «mostrarse fuertes» frente a los niños. La negación del dolor podría enviar el mensaje que estar triste está mal y provocar que el dolor se prolongue y se manifieste a través de reacciones como estado anímico bajo, irritabilidad, ansiedad, etc.

  • Establezca nuevas rutinas: Haber perdido a alguien desestabiliza. La realidad a la que el niño se había acostumbrado, cambia y se descontrola. Establecer un nuevo horario o rutina facilitará que sienta control sobre la situación y que se adapte de mejor manera a su nueva realidad. Es importante que al momento de establecer la nueva rutina se haga en conjunto con él, para que se tomen en cuenta su opinión e intereses.

  • Solicita apoyo profesional: En caso de que identifiques que es necesario, puedes buscar un lugar en que brinden apoyo psicológico a niñas, niños y grupos familiares para el manejo de duelo.

Recuerda que el duelo es un proceso que puede estar afectando a todo el núcleo familiar y cada uno de los miembros lo procesa de forma diferente, los niños son conscientes de lo que es, pero muchas veces se les dificulta poder afrontarlo, por ello necesitan apoyo. 

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Fuentes:

Aguilar, The Conversation: Diez pautas para gestionar el duelo en la infancia.

Rivera, Psi: Duelo en la infancia.