Los trastornos comprendidos dentro de lo que se denomina espectro autista tienen su origen y desarrollo en el sistema nervioso, influyendo en la forma en la que las personas se relacionan con los demás y produciendo comportamientos poco convencionales. En este artículo informativo podrás tener un acercamiento a los trastornos del espectro autista (TEA), además de conocer la perspectiva actual con respecto a dicho conjunto de discapacidades.

Surgimiento e identificación del autismo

El autismo es considerado un trastorno del desarrollo debido a que, regularmente, se diagnostica en los primeros años de vida, no obstante, hay casos que se han llegado a identificar en etapas de vida posteriores como la adolescencia y la adultez temprana. Para ser más exactos, los síntomas normalmente se presentan en el primero año, sin embargo, existen ciertas personas en la que pueden aparecer entre los 18 y 24 meses después del nacimiento.

De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), quienes padecen un trastorno del espectro autista presentan los siguientes síntomas:

  • Comportamientos repetitivos y poco interés en la mayoría de los aspectos que le rodean
  • Problemas para interactuar y comunicarse con los demás
  • Dichos síntomas afectan su aspecto escolar, laboral y/o personal

La ambigüedad y poco conocimiento que rodea a los TEA ha generado que las personas con autismo carezcan de una atención médica adecuada y que se cofunda su padecimiento con otras enfermedades; además de la exclusión persistente en diversos ámbitos sociales.

Signos y síntomas

Existen dos aspectos específicos que se ven claramente afectados al padecer un trastorno del espectro autista:

1. Interacción y comunicación con las demás personas:

  • Poca o nula respuesta al escuchar su nombre o al intentar llamar su atención de algún otro modo
  • Gestos, movimientos y expresiones que guardan poca relación con las palabras que expresa
  • Apariencia de no escuchar, ni observar mientras le están hablando
  • Problemas para adaptarse a entornos nuevos en los que comparte con otra persona
  • Evitar el contacto visual
  • Dificultad para entablar una conversación larga
  • Hablar por largos períodos de tiempo sobre un tema en específico, sin esperar la intervención de alguien más
  • Problemas para entender la opinión o las acciones de los demás
  • Poca apertura al diálogo para compartir sus gustos e intereses
  • Tono de voz peculiar y/o monótono

2. Patrones de comportamiento

  • Incapacidad para participar en juegos de repetición y de imitación
  • Interés constante y prolongado en información como fechas o datos
  • Dificultad para cambiar su rutina, cualquier pequeño cambio en sus actividades diarias puede generarle mucha molestia
  • Ecolalia: repetir constantemente palabras o frases
  • Conductas inusuales y repetitivas
  • Movimientos estereotipados y problemas de coordinación, lo cual provoca dificultad para caminar
  • Pasar durante un largo periodo de tiempo observando y analizando objetos o movimientos que le despierten interés
  • Hipersensibilidad: Ser más sensibles (hipersensibilidad) o menos sensibles (hiposensibilidad) que otras personas a aspectos del entorno captados por los sentidos como la luz, las texturas, la temperatura y el sonido

Es importante mencionar que cada niño presenta una combinación y gravedad específica de síntomas, por lo que estos criterios solo permiten un acercamiento a los padecimientos del trastorno, es recomendable que el diagnóstico pueda hacerlo un profesional de la salud.

Factores de riesgo

Actualmente, no existen estudios concluyentes con respecto a una causa específica que genere el autismo. Al igual que en la mayoría de las enfermedades, la genética y el entorno en el que se desarrolla la persona pueden llegar a influir.

Algunas investigaciones sugieren que existen ciertos factores de riesgo que pueden generar la aparición de los trastornos del espectro autista:

  1. Padres de avanzada edad
  2. Bajo peso al nacer
  3. El sexo: Se ha determinado que los niños son cuatro veces más propensos a padecer un trastorno del espectro autista, en comparación con las niñas
  4. Nacimiento prematuro
  5. Hermanos o familias con trastornos del espectro autista
  6. Padecimiento de otros trastornos genéticos o neurológicos como: síndrome del cromosoma X frágil, síndrome de Down, esclerosis tuberosa o el síndrome de Rett

Importante: No todas las personas que presenten estos factores de riesgo padecerán de un trastorno del espectro autista.

Diagnóstico

Los médicos especializados en el desarrollo del ser humano realizan su proceso de diagnóstico de TEA analizando el comportamiento y la interacción social del niño; regularmente, estos aspectos se evalúan a los dos años. El diagnóstico temprano y oportuno permite iniciar un tratamiento adecuado y exitoso para la persona.

La evaluación para diagnosticar los TEA suele incluir lo siguiente:

  • Evaluación de capacidades cognitivas como memoria, percepción y atención
  • Indagación en el historial familiar
  • Entrevista clínica a los padres o encargados del niño acerca de su conducta y desarrollo
  • Evaluación del nivel de autonomía para hacer sus actividades diarias como ir al baño o comer
  • En algunas ocasiones, se incluye pruebas de sangre y de audición para descartar otras enfermedades
  • Observación del comportamiento de niño en diferentes contextos
  • Valoración de las habilidades de comunicación
  • Exámenes médicos del sistema nervioso

Tratamiento

Como se ha mencionado anteriormente, el tratamiento temprano permite que las dificultades de adaptación del niño y de los cuidadores disminuyan; asimismo, potencia sus capacidades y le permite aprender cosas nuevas.

No existe un tratamiento general que se adapte a todas las personas que padecen un TEA, por ello, la atención debe basarse en un trabajo constante y cercano entre los padres y el médico tratante, de esta manera, podrán determinarse los métodos más efectivos.

1. Uso de medicamentos: Se ha determinado que el uso de ciertos medicamentos, recetados por un médico, pueden influir en aspectos como:

  • Aumento de atención
  • Disminución de irritabilidad
  • Reducción de comportamientos repetitivos
  • Menor hiperactividad
  • Prevención de ansiedad y depresión

2. Psicoterapia: El profesional de la salud mental crea y ejecuta un plan de tratamiento intensivo en conjunto con los padres y personas cercanas, mediante el cual se ayuda al niño con TEA a:

  • Disminuir las conductas que interfieren con sus actividades diarias
  • Conocer y aprender habilidades sociales y de comunicación
  • Potenciar sus capacidades
  • Mejorar su nivel de autonomía

A pesar de que no hay una cura para los trastornos del espectro autista, la intervención temprana y el acompañamiento adecuado, puede mejorar considerablemente la calidad de vida del niño. Por otro lado, las medidas e iniciativas para apoyar a personas con esta y otras discapacidades deben incluir la búsqueda de mayor inclusión y accesibilidad.

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Fuentes:

Mayo Clinic: Trastorno del espectro autista

National Institute of Mental Health: Trastornos del espectro autista

Organización Mundial de la Salud: Autismo

Gustavo Celis y Marta Ochoa. Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM: Trastorno del espectro autista (TEA)